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Mi compañero seminarista

 Todo era silencio. Sólo se oía en mi habitación el tic tac de mi reloj despertador, innecesario, porque siempre me espabilaban las campanas grabadas de San Pedro, o algún coro…

Me como el semen del seminarista

Luego me aventaron a la cama mientras entre ambos se compartían mi culo, lo besaban, le pasaban sus lenguas y sus vergas mientras yo gemía como loco. Entonces me voltearon y me pusieron a hacerle orales al mismo tiempo, por lo que terminé con dos vergas riquísimas frente a mí, dos grandes vergas que me hacían lagrimear y dar grandes arcadas.

Mi compañero seminarista

La noche de domingo yo veía que mi compañero iba mucho al baño y solo se la pasaba en el teléfono así que le escribí «Échale menos saliva para que no se escuche que te la estas jalando”.

Mientras fui seminarista

Cuando me giré a verlo él se estaba masturbando. Y yo me quedé quieto por un momento hasta que le pregunté si necesitaba ayuda, a lo cual respondió que si yo quería él no se molestaba.

El sacerdote y su dolor de pierna

Quité mi bóxer y me puse un short, me quité la camiseta y me dispuse a dormir cuando escucho entre sueños una voz del cuarto continuo que me dice: ven, me duele la pierna.

El sacerdote de mi pueblo

Fue entonces que simplemente le dije que quería confesarme porque había tenido muchos deseos impuros y el cura me preguntó que tipo de deseos había tenido, entonces le dije que siempre soñaba con tener sexo con él.

error: ¡Hey! Jálatela, no te los lleves.