🔥 Un relato exclusivo de Relaróticos 🔥

Soy comunicador y tras la ola de desempleo me dispuse a vender inmuebles, y por este nuevo encargo, necesitaba un abogado para proceder con la venta. Al estar apurado hice un tweet diciendo que necesitaba un abogado a lo cual me llevaron varios mensajes directos con interesados.

Uno de ellos, decía puedo ser tu abogado y te puedo dar placer. Me llenó de intriga, revisé su perfil y es seguidor del gobierno de turno en Nicaragua, aquí vivimos una dictadura y nuestra sociedad está polarizada.

A mi me urgía el servicio así que me contacte con él, siempre de forma profesional, lo cité y procedimos a realizar la venta y firmar los documentos.

Cerramos con una sonrisa y noté que su mirada era lasciva y tocándose la verga me dijo que el próximo sábado me invitaba a llegar a su casa para hacerme una propuesta de trabajo donde iba a ganar muy bien. Me despedí y le dije que si.

Yo soy un hombre de 25 años, soy alto de 1.80 de altura, de complexión delgada con curvas bien hechas, piel morena, cabello negro y ondulado, poseedor de un gran par de nalgas que siempre han sido mi orgullo, porque es herencia genética familiar.

Desde, que entré a la adolescencia me di cuenta que mi mirada es muy fuerte, intrépida al igual que mi carácter fuerte y terco, pero además de eso he descubierto que puedo seducir a hombres y mujeres con relativa facilidad.

Pasaron los días y el abogado no me llamaba. Luego me busqué otro abogado porque me dijo que había salido de Managua. Pasaron 3 meses cuando me llama y me dijo que si podía llegar a su casa. Estando ahí, me hizo la propuesta en el jardín, sin duda, ganaríamos los dos, firmé y de nuevo su sonrisa me anonadó pues estaba llena de encanto y picardía.

En aquella cita él traía una bata roja, nuestras miradas se encontraban más seguido, hasta que con su voz gruesa de macho tenor rompió aquel silencio y me exclamó «¿me la quieres mamar?»

«Sí», respondí de forma tímido y él añadió que lo siguiera a su cuarto. No solo era su cuarto, era la habitación de su matrimonio con su esposa con la que ya llevaban muchos años casados.

Se apartó una parte de su bata una vez que estaba acostado y me dijo que eso que veía era toda mía. Confieso que tenía nervios y suspiré al ver ese trozo de carne, calculo que eran 18 cm, algo gruesa, con una curva hacia su derecha, morena y de cabeza rosada.

No traía bello, olía muy rica, a hombre; le di un beso y la introduje en mi boca, me costaba mamarla toda, hasta que me acomode como de lado y su verga entró hasta mi garganta. Me excitaba escucharlo gemir, me logró decir que estaba cumpliendo su fantasía de tenerme ahí.

Tengo que decir que no me gusta mamar, pero ese hombre me vuelve loco, él, es delgado, algo bajo, yo diría que feo, trae muchos tatuajes en su cuerpo, no es chacal es todo el abogado de los 90s y el 2000s. Calculo que tiene 37 años, y tiene un parecido al personaje que es novio de Anders de Élite.

Tras la gran mamada que le di, su pene estaba tan duro que me suplico que me subiera en su pene. Lo hice y era lo más excitante, sentir como su gran pene se deslizaba por dentro de mi culo hizo que comenzara a gemir.

Yo me volvía loco, tiré atrás mi cabeza para ver hacia el techo y a mi cuerpo entonces ya no lo pude dominar y mis caderas iniciaron a moverse como si tuvieran voluntad propia motivando que él iniciara a gritar y darme nalgadas, cada vez más fuertes y sonoras; me mordía los pezones, me besaba, me clavaba sus uñas en mi cintura, nos volvíamos locos.

Entre tantos besos, le pregunté que si lo había cogido así a lo que respondió que no, que no sabía que yo le saldría toda una puta en la cama. Me enojé de primer momento, pero luego me gustó la forma en la que me llamó y cómo me lo dijo. Me animé y le pregunté si no quería que fuera su putita siempre y de planta.

Me respondió con una fuerte nalgada que se me quedó pintada roja en la nalga derecha y me obligó luego de su respuesta a que me siguiera moviendo.

Entonces en puso en 4 en una posición en la que no soportaba el dolor que me causaba, era un animal y la forma como me hacía suyo era salvaje; me dio un rato así y más tarde que puso boca abajo, me sostuvo las manos, me elogió mi espalda y mis nalgas.

«Por más que te doy duro, ese culito sigue cerrado» dijo antes de escupir muchísimo en mi culo y luego me dejo ir su verga de un solo golpe. Yo solo suspiré como si me estuviera cogiendo por primera vez.

El dolor era insoportable, inicie a decirle que la sacara, sentía que me golpeaba en lo más profundo. «Por favor… no aguanto» alcancé a decir antes que mi vista se nublara mientras me tomó por el cuello y me olía y besaba el cuello y la oreja. «Me tienes loco» era lo único que decía. Sentía que me desmayaba.

Estuve a punto de llorar, me mordí los labios, y comencé a respirar y exhalar para controlar el dolor. Entonces me dio vuelta y me abrió las piernas; yo sentía sus huevos golpear mis nalgas y su pelvis chocar entre mis testículos. Vi su rostro, y vi el reloj, ya llevábamos más de 30 minutos libres gritando y gimiendo, entre besos, mordidas, y movimientos que nos volvían locos.

Ese día supe que él era un hombre deseoso por complacerte, loco por mi cuerpo y que seguía cogiéndome tan fuerte que solo me provocaba placer, además que sus besos no se hicieron esperar y fue entre ese vaivén supe que se venía porque mordió mis labios ya que soltó en gemidos de macho alfa que me llevaban al límite.

«Estás muy rico», me dijo. Me abrazo y no dejaba de besarme. «Gracias, porque mi mujer no la chupa ni me da el culo, y necesito deslecharme con un hombre como vos». Yo me vestí enseguida, no esperaba que me dijera que su esposa iba a llegar, así que salí de ahí, algo renco, con rumbo a Managua.

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