Un relato exclusivo de Relaróticos.com

Gracias por leer, este es mi primer relato. Espero que lo disfruten. Tenía 14 años en ese entonces, no era muy alto, tampoco me veía como un chico de mi edad. Mi padre siempre dijo que tenía cuerpo de niña, pues mi físico siempre fue delicado.

Cómo se deben imaginar eso no hacía que tuviera muy buena relación con mi padre y mis tíos; mi hermano, en cambio, era todo lo contrario a mí, él tenía un cuerpo muy atlético y desarrollado. Nunca fuimos muy unidos, ya que me lleva 6 años de diferencia, cuando él era un adolescente yo era solo un niño, aún así él siempre fue muy protector conmigo. Incluso se había metido en varios problemas por defenderme en mi barrio, para mí era el chico más perfecto que existía.

Él medía 1.83 metros, delgado pero con músculo, ojos marrones y cabello café claro. Yo en cambio soy un poco más blanco que él y mucho más bajo, media 1.64 metros, delgado con ojos más oscuros y grandes. En ocasiones solía dejar que mi cabello cafe creciera un poco más dándole el aspecto de una chica muy delgada.

Todo pasó esa noche que estábamos de una fiesta familiar de navidadM mis tíos no habían parado junto con mi papá de tomar y gritar, recuerdo que incluso mi hermano había tomado varias cervezas con ellos. No tenía primos de mi edad, la mayoría eran aún niños o pasaban a mi hermano por un par de años, así que en esa fiesta me la pasé sentado mirando como los adultos reían y tomaban más cerveza.

De pronto mi papá me llamó. — Daniel ven acá — dijo mientras mis tíos reían y me miraban con curiosidad. Me acerqué algo confundido, mi papá no solía llamarme cuando estaba con sus hermanos, decía que era una vergüenza que me vieran con él. — Toma un trago y siéntate aquí, ya es hora que te conviertas en un hombre — dijo mientras me entregaba una cerveza.

Yo intenté tomar un poco, pero su sabor era horrible así que la escupí haciendo una mueca de asco. — Te lo dije, ese chico no sirve para eso, deberías mejor ponerle una faldita — dijo uno de mis tíos con burla.

— Lárgate de aquí pendejo, dile a tu mamá que no te quiero ver…
— Pá no seas así con él, todavía está chico para tomar — contestó mi hermano en un intento por hacerme quedar bien.
— Tu hermano no es normal, tú podías tomar una cerveza a tu edad, éste es un joto pendejo…

Eso fue suficiente para que me retirara de ahí muy rápidamente, pero aún así escuché como todos se burlaban de mí. Pasaron las horas y yo permanecí en la cocina ayudando en lo que podía, mis tías eran muy amables conmigo, obvio no le dije a mi mamá lo que mi papá me había dicho, ella siempre trató de defenderme.

Llegó la hora de la cena y yo opté por tomar mi comida y sentarme en una de los escalones de esa casa, no quería ver la cara de mis tíos o de mi papá. Comí despacio y sin preocupación hasta que alguien llegó a sentarse conmigo.

— Sabes que no debes hacerle caso a papá cuando está borracho — dijo Esteban, mi hermano, mirándome con lástima.
— Lo sé, pero eso no quita el hecho de que me humillar frente a todos…
— Si sirve de algo, yo creo que eres increíble, no dejes que alguien borre esa sonrisa de tu rostro Dany. — dijo antes de levantarse e irse junto a los demás.

Pasaron un par de horas hasta que nos fuimos de ahí, mi papá iba muy ebrio así que condujo mi hermano. Al llegar todos entramos en nuestras habitaciones, en ese entonces solo teníamos 2, la de nuestros padres y la que compratíamos mi hermano y yo. 

LO MÁS RECIENTE

Mi hermano se bañó y se acostó a dormir rápidamente, yo hice lo mismo, pero había algo en esa noche que no podía dejar pasar. Ya había visto con anterioridad el cuerpo de mi hermano, pero esa noche despertó algo más que admiración, fue el verlo acostado solo con un short lo que hizo que algo en mi se encendiera.

Me acosté en nuestra cama king size dándole la espalda, sentía como mi corazón latía. Poco a poco comencé a moverme hasta quedar justo a un lado de él, podía sentir su calor emanando y escuchar su pesada respiración.

Me dí la vuelta lentamente y me quedé observando su torso, sus pectorales sobresalían y un abdomen con algunos abdominales no muy marcados se dejaban ver, por último enfoque mi vista en su entrepierna. Lo había visto solo en una ocasión desnudo, aún recordaba cómo su pene colgaba junto con unas enormes bolas.

Poco a poco puse mi mano en su abdomen, sintiendo el subir y el bajar de su pesada respiración me hacía tener de nuevo esa sensación. Puse mi mano sobre su ombligo y me detuve un momento, no estaba seguro de hacer lo que estaba a punto de hacer, tal vez mi papá tenía razón y era un jotito, pero no iba a negar que mi hermano me atraía.

Continué bajando hasta que lo toqué, nunca había tocado algo tan grande, aún sobre la tela se sentía caliente. Hice un esfuerzo y traté de meter mi mano, aunque mi hermano se movió un poco no había despertado. Sentía el corazón latir a mil por minuto, pero no me detuve hasta que lo toqué, pude sentir lo grueso de su pene y lo caliente de sus testículos.

Pude ver, también, como él soltó un suspiro entre sueños mientras yo trataba de bajar su short para poder ver por fin eso que mi hermano guardaba entre sus pantalones. Lo ví, era muy grueso y algo largo, no tenía vellos como la última ocasión en que la ví.

Comencé a admirar aquello, claro que había visto penes en las revistas y videos que mis compañeros de colegio me enseñaban, pero nunca había visto una en vivo, mi pene no era muy grande, en ese entonces no me había desarrollado aún, no tenía vellos en ningún lado y mucho menos tenía barba como la que mi hermano se dejaba en ocasiones.

Moví lentamente mi mano como lo había visto en videos, viendo en todo momento si mi hermano se despertaba; pase 2 o 3 minutos masajeando lentamente su pene hasta que comenzó a crecer, era inmenso, parecía un pepino de los más grandes y gordos.

Pude ver poco un líquido transparente salía de la punta, había escuchado hablar de él en pláticas de compañeros durante los descansos. Decían que era para poder tener sexo, por supuesto que sabía que era eso, y no fue por qué mis padres hubieran hablado de eso, en realidad nadie en nuestra casa hacía mención del sexo más que mi padre cuando hablaba con mi hermano los domingos durante los partidos de fútbol.

Decidí intentar probarlo, me habían dicho que sabía dulce y que las chicas se lo comían así que decidí probar qué tan bueno estaba. Acerqué mi boca para probar por fin aquel líquido baboso. Era algo salado y no tan dulce como habían dicho, me dí cuenta que el pene de mi hermano olía a jabón. Intenté probarlo de nuevo metiendo su cabeza en mi boca, era grande pero me cabía bien si abría un poco más la boca.

Así comencé sin saber con la primera mamada de mi vida. Succionaba con ciertas ansias la cabeza de mi hermano hasta que decidí meter un poco más, no me cabía entera pero si al menos la mitad de ella. Pasaron varios minutos hasta que se me ocurrió algo… Tal vez podía experimentar lo que sentían las chicas, así sabría si realmente me gustaban los chicos o no.

Así que lentamente y sin hacer mucho movimiento, fui al baño y traje una crema, me quité mi pantalón junto con mis boxer y subí lentamente sobre mi hermano, cuidando que no se despertará, le daba gracias al cielo que él siempre haya tenido el sueño pesado.

Me coloqué suavemente sobre su ombligo y puse algo de crema en su pene para luego poner un poco en mi entrada. Así muy lentamente acomode su pene en dirección a mi ano y presione. Después de varios intentos y algo de dolor no lograba que la cabeza entrará, así que tomé una decisión, tomé su pene con firmeza y me deje caer…

Sobra decir que el dolor que sentí fue horrible, pero de lo que más me arrepentí fue de hacer despertado a mi hermano en el proceso.

— Que estás haciendo Dany — dijo tratando de quitarme de encima.
— Espera… De mis ojos salían muchas lágrimas, por supuesto que nadie me había dicho que dolía tanto, mucho menos que debía haber una dilatación y preparación para hacer algo así.
— Bájate, esto está mal — dijo incorporándose para quitarme de encima.
— No espera, me duele…
— Como no te va a doler, si hasta mí me dolió…

Traté de quitarme de encima pero no podía, el dolor hizo que perdiera las fuerzas en mis piernas y cayera aún más sobre el pene de mi hermano, haciendo que él soltara un gemido muy fuerte.

— Escucha Dany, tienes que quitarte de encima, no quiero lastimarte, así que por favor hazlo tú.
— No puedo — dije entre lágrimas — me duele…
— Como no te va a doler, la tienes casi toda adentro. — dijo tratando de levantarme pero solo logro moverme un poco hacia arriba, lo que causó que esta vez yo soltara un gemido.
— Espera Esteban, me duele, no te muevas.
— Tengo que quitarte, no podemos hacer esto Dany, somos hermanos. Si papá nos ve así me matará junto contigo… — Yo solo quería saber si lo que él dice es cierto — y comencé a llorar.

Mi hermano me miraba mientras trataba de aguantar las sensaciones que mi ano le proporcionaba.

— No tienes por qué creer lo que él dice Dany, ya te lo había dicho, tú eres increíble, no importa lo que los demás digan. No debiste hacer esto…
— Perdón… — dije limpiandome las lágrimas y tratando de levantarme.
— ¿Te gusta?
— ¿Que? — pregunté confundido
— ¿Te gusta lo que sientes? — dijo mientras me abrazaba y hacía que volviera a encajarme su pene.
— No sé… — contesté sintiendo aún dolor.

Lentamente me envolvió en sus brazos haciendo que quedara acostado con él y haciendo un movimiento con su pelvis.

— Escuchá, no le diré nada a papá, pero te ayudaré a saber si esto te gusta…

Limpió mis lágrimas y me dió un beso en los labios, para luego acariciar mi espalda y empezar a moverse lentamente.

— Aaaah — gemí bajito. — Dime, ¿Te gusta?
— S-si
— Entonces te enseñaré como se hace el Amor…

En un rápido movimiento giramos en la cama quedando él encima de mí. Su mirada era de cariño mientras comenzaba a besar mi rostro.

— Siempre soñé con hacer esto contigo pequeño, pero siempre pensé que tú nunca me complacerías… — dijo juntando nuestras frentes — estás tan apretado…

Yo sentía como lentamente el dolor se iba dejando a su paso una sensación extraña. Él comenzó a acelerar sus embestidas y con ellas los besos y los elogios. Decía que nunca había probado un culo tan rico como el mío, que desde ese momento yo era suyo y que sería mi novio desde esa noche. Yo solo sentía como el entraba más y más profundo, aún me costaba creer que su pene haya entrado en mí.

— Te amo Dany, no sabes lo feliz que me haces…

Eso fue lo que tumbó completamente mis defensas, ahora sabía que mi hermano había querido estar conmigo siempre y que yo le gustaba, eso era algo que me hizo llorar.

— Perdón, ¿voy muy rápido? — preguntó él al ver mis lágrimas — puedo ir más lento si quieres…
— No, es solo que nunca me habían dicho algo tan bonito.
— Pues vete acostumbrando porqué de aquí en delante yo estaré para ti, te protegeré y serás mi novio.
— ¿En serio? — pregunté entre lágrimas.
— Claro que sí, tú serás mi novio, yo te amare cada noche y tú me complaceras cada que quiera…

Yo solo asentí sintiendo como sus embestidas se hacían más fuertes y profundas, hasta que en un gemido sentí como su pene se hinchaba en mi interior y el caía suavemente sobre mi metiendo todo su pene y dándome un beso en los labios.

— Ahora eres mío Dany…

¡Comenta! (No es necesario registrarse, solo escribe el comentario y da ENVIAR)