La trusa de mi mecánico
De reojo, por detrás de su espalda semi curvada, alcance a ver la trusa roja y el resorte negro que llevaba. Me prendió tanto esa posición que estiraba más la cabeza para ver más.
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De reojo, por detrás de su espalda semi curvada, alcance a ver la trusa roja y el resorte negro que llevaba. Me prendió tanto esa posición que estiraba más la cabeza para ver más.
Luego se metió la mano en su trusa y la sacó para luego acercarse a mi y ponerme el dedo en la nariz diciendo que esa era el verdadero olor que buscaba en sus trusas, olor a verga.